Mujeres abrazándose

La lucha de María Magdalena Lamadrid por el reconocimiento de la afrodescendencia en Argentina

La activista argentina afrodescendiente, María Magdalena Lamadrid, dedicó gran parte de su vida a derribar el mito de que no existe el afro en Argentina. Por ello, fundó la organización ‘África Vive’ en 1997. Pese a las dificultades que vivió por su color de piel, se transformó en una agente de cambio que inspiró a miles de personas a derribar sus prejuicios. La historia de ‘Pocha’ nos invita a recordar la tradición afro en Latinoamérica y a mantener vivo su legado.

María Magdalena ‘Pocha’ Lamadrid nació el 17 de abril de 1945 en Ciudad Evita, Argentina. Descendiente de una pareja de esclavos que vivió en Argentina desde la época del Virreinato, ‘Pocha’ tuvo una sensibilidad artística y formó parte del grupo musical Las Mulatas del Ébano, fundado por su tía, Tina.

Vivió su infancia en una casa con 32 primos hermanos y creció con la preocupación de lo que depararía el futuro para ella y su familia. Por ello, debió salir a trabajar como empleada doméstica cuando aún era una niña. Esta y otras aprensiones la fueron guiando hacia el activismo por la visibilidad y los derechos de la comunidad negra en Argentina.

El nacimiento de África Vive

La activista Miriam Gomes, quien fue compañera y amiga de ‘Pocha’, comentó a El Grito del Sur el inicio de su militancia juntas: “En el año ‘96 llegan a Buenos Aires dos investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo. Habían estado en varios países de América Latina haciendo investigaciones sobre la presencia negra en el continente y les habían dicho que en Argentina no había negros. Pero cuando llegaron a Uruguay les dijeron la verdad: efectivamente hay negros en la Argentina”.

Lamadrid participó en dicha investigación, cuyo informe final fue presentado en Washington en noviembre de 1996, y para abril de 1997 ‘Pocha’ fundó la organización África Vive. En 2001, Lamadrid organizó el primer censo a la población negra en Argentina. “Basta con una gota de sangre para ser negro”, dijo para explicar a quiénes consideraba afrodescendientes.

El incidente de Ezeiza

Lamadrid ya llevaba algunos años de activismo formal cuando vivió una experiencia discriminatoria que sería altamente mediática: en 2002, en el Aeropuerto de Ezeiza, las autoridades migratorias le impidieron abordar porque creyeron que su pasaporte era falso.

El motivo por el que ‘Pocha’ viajaba era justamente el activismo: estaba invitada a un congreso contra la discriminación en Panamá. Y las autoridades le negaban la salida porque “en Argentina no existían negros”. La mantuvieron detenida durante tres horas, y ella recuerda que le preguntaron si era brasileña o peruana. No solo perdió el vuelo al congreso sino también un financiamiento.

“Cuando sufrió ese acto de racismo en 2002”, cuenta Gomes, “no tuvo ningún resarcimiento ni pedido de disculpas. Todavía tengo el diario porque la acompañé a presentar el caso a Clarín. Ella hubiera merecido que el Estado le pidiera perdón y le otorgara una pensión por cómo estaba viviendo, siempre al borde de la miseria”.

Pese a las situaciones discriminatorias, ‘Pocha’ nunca dejó de luchar por el reconocimiento de la población afro en Argentina. Junto a África Vive, contribuyó en la inclusión de una pregunta de autoidentificación de afroargentinos en el censo nacional de 2010, y en 2015 fue nombrada personalidad destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

María Magdalena Lamadrid falleció el 27 de septiembre de 2021 en su ciudad natal, pero su legado e influencia en el reconocimiento de la población afroamericana sigue vivo. Así, se posicionó como una gran agente de cambio de la historia latinoamericana.

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